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lunes, 31 de agosto de 2009

La banda sonora de mi vida: Carmina Burana, de Orff.


Sin duda ya conoceréis la magnífica obra de Carl Orff, Carmina Burana, y si no es así, yo os la presento:

Carl Orff compuso entre 1935 y 1936 la cantata Carmina Burana, basada en un códice del mismo nombre hallado en 1803 en Baviera, datado alrededor del siglo XIII. Se trata de un conjunto de cantos en forma de poemas medievales, escritos la mayoría en latín, aunque también aparecen estrofas en provenzal antiguo y en un dialecto germano. Orff escogió 25 canciones entre todos esos cánticos, las ordenó para que pudieran ser representadas como ópera, aunque desconozco si se interpretó de esta manera en un escenario. Cabe destacar, en su aspecto musical, el magnífico uso de la percusión, que despeja toda monotonía al mantener una melodía repetida en cada canción.

Pero lo que realmente me ha llamado la atención y me ha movido a crear este post, son sus letras. El manuscrito original criticaba con gran habilidad el clero, la nobleza y la corona, enalteciendo los placeres terrenales, como el amor carnal, el juego, el vino, la fiesta, así como también se canta al Destino o a la naturaleza. He de hacer incapié en el hecho de que la ironía desenfadada y la sátira despreocupada que utiliza, choca con sarcasmo con la situación de esa época, en la oscura Edad Media.

La cantanta se divide en una introducción, Fortuna Imperatrix Mundi, bastante conocida, sobre la suerte y el sorprendente destino; una primera parte compuesta por Primo Vere y Ûf dem anger que trata de temas bucólicos y naturales; una segunda parte In Taberna, donde se reunen los vicios, el vino y las perversiones, junto con la sátira a la religión; la tercera parte, Cour d'amour y Blanziflour et Helena sobre el amor. Por último, el compositor vuelve a repetir O Fortuna, una acertada decisión, ya que pone broche de un modo espectacular y emocionante.



Os dejo la obra completa, y un link donde poder leer toda la traducción del idioma original al español (y al catalán, para el que quiera aprender).





Mi obra preferida es, tanto por su letra como por la voz del barítono, la primera canción de la segunda parte, Estuans Interius:






Estuans Interius (Ardiendo interiormente)

Ardiendo interiormente
de ira vehemente,
con amargura
hablo para mi interior;
hecho de materia,
como sustancia, ceniza,
soy semejante a una hoja
con la que juega el viento.

Aunque, ciertamente, sea propio
del hombre sabio
establecer sobre piedra
la situación de sus cimientos,
yo, como un estúpido, me comparo
con el río que vacila
y que nunca permanece
por un mismo cauce.

Yo me dejo llevar
como una nave sin marinero,
como por los caminos del aire
se deja llevar el pájaro errante.
No me retienen las ataduras;
no me encierra la llave;
busco a los que son semejantes a mí,
y me uno a los depravados.

A mí, la seriedad del espíritu
me parece una cosa demasiado seria;
la broma me es agradable
y más dulce que los panales de miel.
Todo lo que Venus ordena
es tarea suave;
ella no habita nunca
en los corazones débiles.

Voy por el camino ancho
como es costumbre de la juventud;
me enredo en los vicios,
olvidado de la virtud.
Ávido de placeres
más que de la salvación,
muerto en cuanto al alma,
presto atención al cuerpo.


La letra original en latín está en la página que os he agregado.

Deseo de todo corazón que este pequeño aporte sea de su agrado ^^

David.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Intimidad, cero patatero.

Estos días, sí, lo estoy pasando muy bien. Pero encuentro pocos momentos para mí ante el ordenador... he empezado a escribir algo, una idea que tuve, y ahí se ha quedado. Tendrá que esperar a otro golpe de suerte para que tenga tiempo, porque es laborioso.

La verdad es que me aburre la vida del camping. Pero eso sí, la estoy aprovechando para pensar mucho. Aunque esté siempre rodeado de gente, mi cabeza da vueltas a mil ideas. Lo mejor es que, por una vez, son refrescantes, son positivas, son esperanzadoras, son buenas. Necesitaba estas vacaciones, más que de cuerpo, de mente.

Este año no he conocido a casi nadie, al contrario que otros años. Tampoco tengo necesidad, estoy acostumbrado a estar solo. Prefiero ser solitario, que estar con compañías que no aportan nada. Estoy bien como estoy, a mi bola, y leyendo, leyendo mucho.


También, a diferencia de las otras ocasiones... tengo ganas de estar en casa. Pienso que poco más me puede aportar el camping, si eso, la paz mental. Echo de menos muchas cosas, a muchas personas.


Y hay que ir pensando ya la próxima quedada bloguera, ¿ehh? ^^


David, el desaparecido.

jueves, 20 de agosto de 2009

El texto sentido: Vampiros y otras criaturas de las tinieblas.



17 de junio de 1816 (el llamado "Año sin verano"). Lord Byron y su médico John Polidori reciben a unos amigos en la villa ginebrina en la que están pasando una temporada. Entre sus invitados, el poeta Percy B. Shelley y su futura mujer Mary Woolstonecraft. Encerrados durante tres días a causa de las continuas lluvias, esa noche, habiendo repartido láudano generosamente, Byron propone a sus invitados que escriban cada uno un cuento de terror (este motivo lo toma Gonzalo Suárez en su película Remando al viento, un film hermoso y terrible con imágenes de cuidada estética romántica, entre las que he buscado -en youtube- sin éxito mi escena preferida, aquella en la que los cuatro personajes mencionados salen a navegar al lago aún cubierto de enormes bloques de hielo, capitaneados por Byron que grita a la noche y el infinito).

De la mente de Polidori surgirá "El vampiro", relato que se considera pionero de todo un género. No es que anteriormente no existiese la figura de ese ser tan tétrico, sino que era más bien un asunto folclórico, más bestia que ser humano; y será Polidori el que cree el perfil del vampiro de porte aristocrático, de gustos "exquisitos" (vamos, que prefiere la sangre "azul" a la de los campesinos o los animales domésticos). Este cuento influirá entre otros en el archiconocido Drácula de Bram Stoker (1897). El texto completo lo tenéis en http://www.gothicba.com/elvampiropolidori .
Pero la creación más grandiosa surgirá esa noche de una mujer: "Frankenstein o el moderno Prometeo", que firmará ya con su nombre de casada, Mary Shelley. Desgraciadamente los tiempos modernos poco favor le han hecho a esta impactante historia, y el centenar de adaptaciones cinematográficas, televisivas y demás, se han quedado -salvo alguna honrosa excepción, como la que protagonizaron De Niro y Branagh en 1994- en la figura grotesca de un ser de cabeza cilíndrica, paso torpe, tornillos en el cuello, instintos sanguinarios y un gruñido simiesco que -a continuación lo veréis- nada tiene que ver con la criatura ideada por Shelley. Y es que el "Frankenstein" es ante todo una historia de amor; del amor por Eliza, la niña con la que se crió Victor Frankenstein y a la que estuvo prometido hasta su muerte; y de las ansias de amor de la criatura que éste le negó. Ambos amores imposibles, como todo amor que se quiera llamar romántico con todas las letras. Porque al fin y al cabo, esta novela es, desde mi punto de vista, tal vez la más representativa del ambicioso espíritu romántico así como de su sentido de la fatalidad: la historia de un hombre que quiso dar vida como Dios, y Dios lo castigó por su osadía arrebatándole lo que más amaba.

El fragmento escogido pertenece al capítulo décimo sexto de la novela: Frankenstein y su criatura conversan por primera y última vez en un desolado paisaje de montaña. El narrador es Victor Frankenstein. Si no os importa dejaros los ojos ante la pantalla, podéis leer la novela íntegra en http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/literatura/frankenstein/caratula.html .

Patricia.

"- Estoy dispuesto a razonar. Sé bien que la cólera que siento me perjudica más que me favorece. Aunque no lo creas, tú eres la causa de mi mal. Si alguien fuera capaz de sentir benevolencia hacia mí, se la devolvería cien veces mayor. Por esa única criatura, para agradar a ese ser, sería capaz de hacer las paces con la humanidad entera. Mas esos sueños no podrán realizarse nunca. Mi propuesta no carece de lógica y no es nada extraordinario para ti el satisfacerla. Quiero una criatura de sexo femenino tan horrible como yo. Creo que es lo menos que puedo pedir, y con ser tan poca cosa, bastará para satisfacerme. Es verdad que seremos dos monstruos, dos seres distintos de cualquier persona humana; pero eso es precisamente lo que nos unirá. Nuestras vidas podrán no ser felices, pero lo que sí serán es inofensivas y estarán, sobre todo, libres de la miseria y del padecimiento que hoy me aquejan. Y tú, mi creador, puedes hacer realidad este deseo. Permíteme que ésta sea la única cosa por la que pueda ofrecerte mi agradecimiento. ¡Haz que por lo menos un ser vivo sienta simpatía y amor por mí! Es el único favor que te pido.
Sus palabras me conmovieron, pero al pensar en las terribles consecuencias que mi consentimiento podía acarrear, temblé de miedo. Veía claramente que muchos de sus argumentos eran justos y razonados puesto que su relato y sus palabras demostraban fehacientemente que era capaz de concebir sentimientos refinados. Por mi parte, ¿podía negar que todo creador debe tratar de hacer feliz a su criatura?"




















miércoles, 19 de agosto de 2009

Robles presenta: "A donde fueres..."

La historia que pueden disfrutar hoy como todas se debe a un simple fallo humano como el que usted o yo mismo podríamos cometer sin darnos la menor cuenta, claro está, quizá nuestro siguiente protagonista no era nada avispado.

Las 20:00 marcaba el reloj cuando el recién llegado a Rollswood, un pequeño pueblo de Connecticut (EEUU), se levantó tras una ajetreada noche anterior. Al incorporarse de la cama semidesnudo sintió frío, era otoño; no pudo no desear estar en casa, España por esa época era mucho más templada.
Cogió algo de ropa evitando la que había tirada en el suelo y se dirigió a la cocina. En el refrigerador se apodero de algo de leche y la puso a calentar en el microondas. Mientras esperaba miraba distraídamente por la ventana el aburrido barrio de casas en el que vivía. La bruja de la vecina aparentemente se encontraba en casa aunque su porche era más tétrico de lo normal: un gato momificado, velas y ciertos artilugios que no comprendía. Los niños correteaban chillando de un lado para otro, nunca tan alterados como ese día, mientras un hombre muy peludo los perseguía. Espera un ¡Hombre lobo! - pensó- ¿Qué me tome ayer? (que aún me dura).
¡Plinnnn! El vaso de leche estaba listo. Se dijo que no era posible y continuó como si nada. Se sentó en el sofá, encendió el televisor, y nada más aparecer Linda Lohan, la de las noticias, llamarón a la puerta. Se dirigió a abrir y mirando por la mirilla no podía creer lo que le advertían sus ojos, el hombre de antes estaba allí cubierto de sangre y con la bolsa de uno de los niños semiraída a la espalda. Las piernas comenzaron a temblarle, estaba ante una estampa aterradora, aquel animal cosa o quiera Dios saber lo que era se encontraba delante de su puerta y no con muchas ganas de charlar suponía. Rápidamente se agachó e intentó no hacer ruido o al menos no más ruido que el que hacían sus dientes al rechinar del miedo, seguro que si se escondía el monstruo no se percataría de su presencia. El timbre ceso esto le calmó un poco, lo suficiente como para ponerse de pie siendo esa una mala idea.
¡Pon!, ¡pon!, ¡pon! insistentes golpes azotaron la puerta. ¡Oh no! le había descubierto y ya sería muy imposible no abrir o simplemente esperar a que derribara la puerta. El miedo se apodero de él no sabía qué hacer ni a quién acudir, solo se tenía a sí mismo y solo su valor y determinación le ayudarían. Sin más pensar, tal y como había visto en muchas películas, agarró un silla la partió y cogió lo que parecía una improvisada estaca. Mierda, eso era para los vampiros - se dijo- Ya no se podía echar atrás era la única salida, esperaba que le funcionara. Se dirigió con decisión hacia la puerta, la abrió y sin más demora clavó el palo en el centro del pecho de la fiera. En escasos cuatro minutos llegó policía y ambulancia. Para él la noche de Halloween había terminado.

Amigos hasta aquí el corto relato de esta semana, y como siempre recuerden no salgan solos de casa podría darles por ser valientes.

Sr. Robles

domingo, 16 de agosto de 2009

El eterno retorno de lo mismo



[...


Duda.
Angustia
Vacío.
Indecisión.
Desconfianza.
,
Sospecha.
Ignorancia.
Enajenación.
Nulidad
Temor.
E-x-a-s-p-e-r-a-c-i-ó-n.

!

...]



He vuelto a sentir todo ello que ya me esforcé por exteriorizar, multiplicado por mil, en estos últimos días. Y el mensaje oculto sigue ahí, pero nadie ha sabido verlo.

Y el ruido no cesa. Siempre, siempre hay ruido. Intento concentrarme en mis pensamientos, pero ese sonido molesto me lo impide. Como escuchar un suspiro en una bulliciosa multitud. Como agarrar una diminuta esfera de mercurio en un suelo infinitamente liso. Como estar frente a una valla y saltar tan alto, tan alto, para poder ver el misterioso otro lado, que caes mal y te rompes las piernas. Querer salirse el alma del cuerpo para llegar a donde éste no ha llegado. Y estar cansado de intentarlo.

Necesito por un momento ser una ameba más de este enorme caldo primigenio. Y olvidarme de mí. ¿Es mucho pedir?

(Gracias, Lírika, por brindarme momentos como los de la fotografía)

miércoles, 12 de agosto de 2009

La banda sonora de mi vida: Facto Delafé y las flores azules.

La música, como Arte que es, seguramente coincidiendo todos en esta opinión, tiene como uno de sus principales objetivos, incluso el más primario, el divertimento del oyente. Por ello, considero muy importante la emoción positiva que me aporte una canción, el ánimo que proporciona unos acordes, el buen rollo de una letra, las ganas de vivir de un ritmo bien marcado. Así nació el jazz, el country, el swing, el reggae, el rock and roll, el hip hop, el rap, desde el rock más alternativo hasta el más duro. Lo importante es pasárselo bien.

Facto Delafé y las flores azules es un grupo de Barcelona que hace hip hop. Así sin más, no parece nada especial. Pero lo que de ellos más llama la atención es la forma de hacer el hip hop, la forma a la que llega. Yo le llamo Hip Hop Happy, porque es eso muchas veces, felicidad, lo que transmite. Y no con una eterna estrofa de versos infinitos plagado de rimas facilonas, tampoco insultos ni tópicos: utilizan la voz suave, la armonía musical, una melodía clara, un ritmo tranquilizador, una letra impresionante, unos nuevos conceptos en los que, creo, no se basa el hip hop más "asequible", por decirlo de alguna forma. Y sobre todo, el buen rpllo que transmite.

Pero de qué sirven tantas palabras, pudiendo unos buenos sonidos reemplazar la biblioteca más grande del mundo:










Os recomiendo muchas más, como Enero en la playa (mi preferida), La Fuerza (genial videoclip), Pronombres (muy original), El indio (la primera que conocí), Mar, el poder del mar (otro videoclio buenísimo) o La Juani (De la película, sí, pero genial!)

Si podéis, os pediría que leyéseis las letras directamente. No tienen pérdida.




David (Sigo vivo!)

miércoles, 5 de agosto de 2009

El texto sentido: Marcianos.

Ray Bradbury cumplirá ochenta y nueve años el próximo 22 de agosto, y afirma estar preparando un nuevo libro de cuentos para la próxima primavera. Es un viejecillo rechoncho y bonachón, que suele vestir pantalones cortos y unas horrorosas gafas de pasta negra. Su casa se presenta como un simpático caos. Bradbury es el autor de dos novelas hermosas y mágicas: Farenheit 451 y Crónicas marcianas, además de un centenar de cuentos perfectos, fantásticos y de terror. Además de un libro de ensayo sobre la creatividad literaria llamado Zen en el arte de escribir, donde transmite su idea de la Literatura y la creación poética como algo bello y abrumador otorgado por los dioses a unos pocos mortales (si queréis saber más sobre este curioso individuo, su página oficial, http://www.raybradbury.com/ es francamente buena).

Crónicas marcianas es pura poesía. Una serie de relatos a través de los cuales asistimos a la conquista y colonización de Marte por los sucios y brutales terrícolas. Los marcianos no son esos seres de antenas, piel verde y cabeza aberenjenada con ansias de destrucción a través de sus desintegradores de neutrones; todo lo contrario: se trata de una civilización superior en su sensibilidad y hermosa en sus rasgos, que será aniquilada inevitablemente por las sucesivas expediciones terrestres. La repercusión de este libro en su momento fue tanta que uno de los cráteres del planeta rojo fue bautizado con el nombre de Bradbury.

El fragmento que he seleccionado pertenece a uno de los capítulos protagonizados por la tercera expedición a Marte. Decidí escoger el diálogo entre el capitán Wilder y el prófugo Spender, que se ha pasado al lado de la ya aniquilada raza marciana, porque en él se tratan temas que hemos tocado aquí alguna vez con el punto genialmente cándido y esperanzador de Ray.


Patricia




-Los marcianos descubrieron el secreto de la vida entre los animales. El animal no discute su vida, vive. No tiene otra razón de vivir que la vida. Ama la vida y disfruta de la vida. Observe la estatuaria; cómo los símbolos animales se repiten una y otra vez.
-Parece algo pagano.
-Al contrario, son símbolos divinos, símbolos de vida. También en Marte el hombre había llegado a ser demasiado humano, y no bastante animal. Los hombres de Marte comprendieron que si querían sobrevivir tenían que dejar de preguntarse de una vez por todas: «¿Para qué vivir?» La respuesta era la vida misma. La vida era la propagación de más vida, y vivir la mejor vida posible. Los marcianos comprendieron que se preguntaban «¿Para qué vivir?» en la culminación de algún período de guerra y desesperanza, cuando no había respuestas. Pero cuando la civilización se tranquiliza y calla, y la guerra termina, la pregunta se convierte en insensata de un modo nuevo. La vida es buena entonces, y las discusiones son inútiles.
-Me parece que los marcianos eran bastante ingenuos.
-Sólo cuando les convenía. Renunciaron a empeñarse en destruirlo todo, humillarlo todo. Combinaron religión, arte y ciencia, pues en verdad la ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y el arte, la interpretación de ese milagro. No permitieron que la ciencia aplastara la belleza. Se trata simplemente de una cuestión de grados. Un hombre de la Tierra piensa: «En ese cuadro no hay realmente color. Un físico puede probar que el color es sólo una forma de la materia, un reflejo de la luz, no la realidad misma». Un marciano, mucho más inteligente, diría: «Este cuadro es hermoso. Nació de la mano y la mente de un hombre inspirado. El tema y los colores vienen de la vida. Es una cosa buena.


Hubo una pausa. Sentado al sol de las primeras horas de la tarde, el capitán miraba con curiosidad el pueblo fresco y silencioso.

- Me gustaría vivir aquí.-dijo.

- Puede hacerlo, si quiere.




("Aunque siga brillando la luna", Crónicas marcianas)

martes, 4 de agosto de 2009

Robles presenta: "Mente-cato"

Qué pasaría si un día de repente lo opaco dejase pasar un poco de luz, o el negro cogiese una extraña tonalidad de gris. Pues en el primer caso dejaria de ser oscuro y en el segundo daría paso a un color distinto al negro. Pero, ¿y si siempre hubiesen sido así?. Me refiero ah, y si el opaco siempre dejó un pequeño rinconcito para la luz y el negro en su composición guarda un pequeño porcentaje de blanco. Imposible ¿verdad?. Aquí es donde comienza nuestra historia.

Klein se encontraba en el decimoséptimo piso del edificio Condor en la 56 con Mariland, su habitual despacho, donde trabajaba hacía ya catorce años. Era un oficinista más, con sus fantasias y sus miedos, un hombre algo introvertido, callado y quizá de mente un tanto peculiar. Las siete, hora de salida, se acercaban y tras cientos de facturas klein se sentía fatigado sus hombros difícilmente aguantaban el peso de los brazos, lo cual le llevo a estirar repetidamente su cuello como señal de desentumecimiento. Continuando sus facturas desinteresadamente observó una que no diferenciandose demasiado de las demás o de otras anteriores le pareció peculiar. Al observar la cantidad a deber (-1500$) le resulto extraña, anteriormente ya había tenido que contavilizar más de un cobro pero a diferencia de aquellos en este le dió por pensar. Su cara con interrogante afirmaba que su mente andaba tramando algo tal que esto. -Si la cantidad a pagar es negativa significa que al que tienen que pagar es a tí ¿no?. Pues entonces la acción de cobrar entra dentro de la acción de deber y viceversa. ¿Pero como puede ser algo su opuesto o parte de él? Qué tontería como si ahora yo no fuese Klein Richard Hudson.- Bajando de sus pensamientos abrió la cartera y busco su carnet identificativo. Todo estaba tal y como debía: nombre, nacimiento, estado civil, dirección, etc... , pero la foto en la que aparecía con barba y algo más de pelo poco o nada se parecía a él; los años no perdonan, lo que le llevo a volver a pensar. -Venga, claro esto es una casualidad, si lo hubiese mirado el día de la foto nada pasaría, bueno podría averme afeitado en el acto.- Se quedo duditativo -Quizá realmente se trate de posibilidades, yo podría ser yo siendo: yo con más pelo, con menos pelo o incluso con un peluquín, alegre o triste, despierto o dormido. ¿No es contradictorio ser igual y diferente? Lo es, pero es así. Esta claro como en la factura.- Volvió la mirada hacía el relog colgado en la pared como si nada hubiese pasado, su jornada había finalizado, se dirigió a la ventana para comprobar que la hora era correcta. Estaba anocheciendo pero eso no fue lo que le llamo la atención.

-Superman, Spiderman, Batman ¿No puedo volar?.-

El final creo que no quedo muy abierto, al menos no tanto como la cabeza del pobre Klein el cuál para su información ahora descansa en paz lejos de sus turbios pensamientos. Espero les haya gustado y recuerden no salgan solos de casa podría ocurrírseles pensar.

Sr. Robles

La pregunta es la respuesta: Forever young

Todo el mundo sabe de las aventuras de Gulliver con los repelentes liliputienses y con los aún más vomitivos gigantes; sin embargo, muy poquitos han leído que Gulliver continuó viajando y encontrando lugares y seres mucho más interesantes. Uno de sus destinos fue Luggnagg, donde descubrió a los struldbrugs...leamos a Swift:

Un día[…]me preguntó una persona de calidad si había visto a alguno de los struldbrugs, que quiere decir inmortales. Dije que no, y le supliqué que me explicase qué significaba tal nombre aplicado a una criatura mortal. Hízome saber que de vez en cuando, aunque muy raramente, acontecía nacer en una familia un niño con una mancha circular roja en la frente, encima de la ceja izquierda, lo que era infalible señal de que no moriría nunca
[…]no pude contenerme, y prorrumpí en expresiones: “[..]felicísimos […]estos excelentes struldbrugs, que, nacidos aparte de la calamidad universal que pesa sobre la naturaleza humana, gozan de entendimientos libres y despejados, no sometidos a la carga y depresión de espíritu causada por el continuo temor de muerte!»

Y aquí viene mi pregunta: ¿Inmortalidad? ¿Juventud eterna? Todos nos hemos planteado cómo sería ser inmortal. Quizás también qué precio estaríamos dispuestos a pagar por la juventud o la vida eternas. El miedo a la muerte ha sido, por ejemplo, el acicate en la investigación sobre la criogenización (ya sabéis, a congelar al personal como palitos de merluza se ha dicho), llegando a existir en EE.UU. todo un pueblo de criogenizados en potencia (para más informaciónhttp://www.victorpinovsky.com/fundacioncriogen01.html). En cuanto a la juventud eterna... todo es cuestión de tener pasta para el bisturí.


Y sin embargo... ¿hay algo de positivo para el individuo en palmarla tarde o temprano? ¿en saber que hay un fin?

domingo, 2 de agosto de 2009


Si pudieras por un momento rasgar mi piel como quien rasga el papel, y abrir en canal mi pecho, podrás introducirte en un interior nada esperado. No encontrarás ni visceras, ni huesos, ni sangre, ni otros fluidos, sino que descubrirás un cuadro desolador.

Es un inconmensuable mar embravecido bajo un cielo oscuro repleto de nubes, densas como el cemento. Completamente coloreado con toda la escala posible de grises, iluminado desde algún lugar indefinido, sin que se percibe en lo alto ningún astro rey creador de vida.

De entre las espumosas olas del mar fúnebre se yergue como nido de cigüeña un alto y fuerte mástil metálico, sobre el cual descansa una pequeña base circular. En su resbaladiza superficie, deambula con el vaivén caprichoso de las olas y a mercer de los vientos que soplan, una esfera de acero.

A cientos de metros sobre el horizonte, esta figura de acero oxidable no puede descender de su torre, pues si sobrepasase los límites del territorio conocido, sufriría una caída imparable hasta las simas más profundas que se pudieran imaginar, yaciendo eternamente en el pacífico, pero muerto lecho marino.

Desde esa posición sufre el constante roce del aire violento que, junto con la erosión de la lluvia ácida, han logrado desgastar en parte la superficie de la bola solitaria. Pero aún se pueden distinguir las capas de pintura que antaño hubiesen dado peculiaridad al apático acero. Se aprecian todavía ciertos matices de la infancia, algo de inocencia, pequeñas pinceladas de ilusión y pigmentos vestigio de una felicidad que se resiste, inútilmente, a ser olvidada. Pero a cada tormenta se acrecenta su destrucción, al recibir, por su naturaleza metálica, los 30.000 ºC y más de 100.000 Amperios de las descargas eléctricas producidas por las nubes cargadas positivamente, como los inventos de Franklin en el mundo exterior.


Esta esfera queda en el centro del cuadro, testigo y protagonista de toda la acción, perdiéndose en el espacio que no tiene fin ni cambio. Y con el paso del tiempo y de las tormentas, poco a poco se reduce a la nada, al más insignificante grano de tierra en el interior del desierto más grande. Pero sí, ahí seguirá siempre, cada vez más pulido y minúsculo, en algún rincón del infinito vacío contenido entre mis costillas, hasta que éstas se doblen sobre sí mismas.

David