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jueves, 29 de octubre de 2009

Damero

 BlancoNegroBlancoNegroBlancoNegroBlanco
 NegroBlancoNegroBlancoNegroBlancoNegro
 BlancoNegroBlancoNegroBlancoNegroBlanco


Estos días son como un código de barras.


Y me cuesta luchar contra las mareas, tan caprichosas, que me pillan de imprevisto.


Patricia, tú sabes a qué me refiero.




David.

lunes, 26 de octubre de 2009

Decepciones infantiles.

  Mi primera gran decepción fue el circo. Tenía ocho o nueve años la primera vez que me llevaron. Ya para entonces yo había leído más de un libro sobre el circo, de hecho uno de aquellos con los que aprendí a leer se llamaba así "El Circo". Para mí la palabra circo poseía unas maravillosas connotaciones mágicas y maravillosas; seres libres y hermosos erraban de un pueblo a otro para ofrecer a sus hechizados habitantes el increíble mundo del circo. Total que un solariego día mi madre nos llevó al circo. Fue patético.
  Aquello olía fatal; a animales, a mierda, a sudor, qué sé yo... el hedor era francamente desagradable. Era un circo diminuto, sólo tenía una pista y enana; me daba la impresión de que la lona se iba a derrumbar sobre nuestras cabezas en cualquier momento de lo bajita que estaba. Y luego el espectáculo... animales famélicos llenos de moscas, payasos sin gracia alguna (y mira que es fácil hacerme reír a mí, joder), equilibristas nada exóticas y ¡ausencia de trapecistas, por dios! Para colmo de males, cuando nos levantamos para irnos mi madre, que al parecer se había sentado sobre un chicle, se trajo consigo el listón de la grada pegado al culo... No he vuelto a pisar un circo.

Luego fueron los Reyes Magos. Mi padre se dirigió a mí con seriedad un caluroso día de verano y me invitó a dar un paseo: "Tenemos que hablar, Triki". ¿El problema? A los diez años seguía creyendo en los Reyes Magos sin sombra de duda; de hecho, mi creencia era tan férrea que -esto no es broma- ¡había conseguido convencer a la mayoría de mi clase de que si a ellos no les regalaban los Reyes sino sus padres era culpa suya! Los convencí de tal manera que me habían hecho encargos para ese año; pensaban que si yo les escribía en mis cartas a los RRMM sobre ellos y sus peticiones, tal vez conseguirían obtener los regalos que realmente deseaban y no las camisas y los pantalones que les ponían sus padres en los últimos años (el cole estaba en un barrio muy pobre de un pueblo sevillano). Fue duro reconocer ante ellos que yo había estado engañándome todos esos años. Cuando mi padre me lo soltó no pude evitar derramar gruesos lagrimones. ¿Quién sabe? Tal vez fue esa decepción con la monarquía la que hizo que hoy sea republicana :-)

"El poeta es un fingidor.
 Finge tan completamente
 que hasta finge que es dolor
 el dolor que de veras siente".

(F. Pessoa)


Patricia

domingo, 25 de octubre de 2009

Hoy paseo solitario. Éste y el post anterior los estoy escribiendo en el primer ciber que he encontrado. 80 céntimos me ha cobrado por 25 minutos... no tenía más dinero. Los otros dos euros que tenía, se los he dado a un hombre en la calle.

Andaba paseando, solo, porque no tengo compañía en una noche como ésta, de sábado, en mi ciudad. Tampoco me he preocupado de buscarla, no quería encontrarla. Ya no me siento bien con nadie, y quiero sentirme a mí un poco más.

Vagando entre las calles, escuché música. Un hombre de aspecto indescriptible andaba cabizbajo tocando su guitarra acústica con habilidad inaudita. Sí era audible su voz, alta y clara, cantando en inglés. Otra vez el inglés, que me volvió a aquellos dos recuerdos. Ese hombre que deambulaba rasgando su guitarra y sintiendo su canción no sospecha que me ha alegrado la noche, al menos durante una media hora. "Thanks, my friend" al entregarle dos euros. Más le habría dado, pero con más monedas sentía que me quedaba corto. La gratitud que le tengo a un desconocido simplemente por hacer música en la calle, por entretenerme y hacerme sentir bien con su voz, esa gratitud no es fácilmente financiable, remunerable. No se le puede devolver de ninguna manera.


Acaba ya mismo el tiempo. Me he sentido bien escribiendo. Me escuecen los ojos, por el calor del ciber. Gente muy extraña se reune aquí. ¿Serán también bloggeros anónimos, que necesitan en una noche desesperada vomitar su códigos binarios?

Ahora, a seguir caminando. Quizás me encuentre a alguien especial. No me vendría mal conversar.

David

Pequeños momentos en mi ciudad natal.

Estoy en Fuengirola. Dejé Sevilla tras dos horas de viaje, un tren perdido y 15 euros malgastados. Justo hoy me dijo mi enigmática vecina que el que pierde el tren, nunca lo llega a coger, y por ello no llegará a su destino. Me ha dado miedo, ya que lo he aplicado a mi caso, pero supongo que tiene razón.

Anoche no tenía nada que hacer. Visité a unas amigas a casa de una de ellas, y recordé viejos tiempos a su lado. La conozco desde preescolar... podría decir que es la única persona que siempre ha estado a mi lado... pero sería mentira. Después del colegio, nos dejamos de hablar al distanciarnos, y por casualidades del destino, el verano pasado nos volvimos a reencontrar. Ahora somos inseparables. Son radicalmente distintas a mí, pero con poquísimas personas me siento mejor que con ellas. Tienen una forma de vivir tan agradable que hace sentir que nada puede ir mal, y si va, que se arreglará de la mejor manera.

Después de despedirme de ellas, me fui con mi moto. A dar mis clásicos largos paseos, de punta a punta del paseo marítimo, desde mi querido castillo hasta mi añorada roca, en torreblanca, donde ya el pavimento desaparece y la playa anuncia su pronto fin. Conduje por calles que nunca había pasado. Visité la acojedora guardería donde había pasado mis primeros años: pocos recuerdos perduran, pero en la mayoría, he de destacar que yo era el malo. Por lo visto era un pequeño diablillo. Acosaba a los demás... y ya ven. Algo pasó para que se cambiasen las tornas, y ahora sea yo el débil que recibe, incapaz de rebelarse. Pero tanto como yo he cambiado, ha cambiado la pequeña escuela. Abandonada, la maleza le ha ido ganando el terreno al suelo, las paredes se han tatuado de grietas, las ventanas han desaparecido y los colores han enmudecido. Quedan restos de algún asentamiento okupa, y algún que otro graffiti inconformista. Pero de la puerta cerrada con candado no pude pasar.


Luego de la desolada visión y de los intensos recuerdos, me dirigí a mi colegio. Salté la valla con facilidad, sin remordimiento y confiado, sintiéndome en mi casa. Aquella valla de gigantes infranqueable cuando era un renacuajo. Anoche paseé una media hora por entre los patios, bajo las columnas, a la sombra de los árboles. Me tumé en el suelo y contemplé las estrellas. Me refugié en mi rincón preferido. Lloré. Mi querido colegio Sohail. Mi odiado colegio Sohail. Los peores momentos viví allí, pero también las mejores cosas sentí. El primer amigo, que se fue al poco tiempo, y que jamás pudo ser reemplazado. Ahora vive en Inglaterra, estudiando arquitectura, con camisetas de DC y Volkom, y una novia rubia de sonrisa azulada. También el primer amor correspondido... una chica preciosa, de pelo dorado y ojos marinos, con un bello acento inglés. Y minutos despúés de la mágica declaración de amor eterno, el jarro de agua fría: esa misma tarde partía para Gran Bretaña. Ahora que lo pienso, puede que esas dos personas estén juntas. Casualidades más extrañas de tan dispares elementos se han conjugado.

Subí de nuevo sobre el muro, y volví en mi negra avispa a la playa. Volví a sentarme en el borde del paseo marítimo, a contemplar el mar, a oir cómo las olas rompían, inocentes, ajenas a todo.

Anoche viví intensamente la vida que me había tocado. Y no conseguí acostarme con una sonrisa en los labios.


David

viernes, 23 de octubre de 2009

La banda sonora de mi vida: Eleanor McEvoy

  Hace unos días, después de cientos de años, los primeros versos y acordes de "Only a woman's heart" regresaron a mis entrañas. Fue curioso, porque hacía años que no recordaba aquella canción. Cuando Eleanor McEvoy lanzó su single en España, yo tenía dieciocho años recién cumplidos y estaba terminando bachillerato. Hoy, al volver a escucharla en youtube, me ha sorprendido el pensar que a mí entonces me calara tanto esa canción, porque eso significa que ya sabía lo que era sentirse de esa manera a pesar de que, ahora sé, que no intuía ni por asomo cómo puede llegar a inundarse de desolación, de desánimo, de tristeza,  el corazón de una mujer. Recuerdo con una sonrisa que discutí una noche acaloradamente con el chico que me gustaba en aquellos momentos sobre esta canción  con un vodka con menta en la mano (¡¡dioos, ¿cómo he podido beber cosas tan cursis?!!) y una de esas enoormes y coloridas camisas ochenteras; él decía que la letra le ofendía, porque los hombres también pueden sentir su corazón así, al mismo nivel que las mujeres, yo intentaba hacerle ver que no, que no era lo mismo, que no era a eso a lo que se refería la cantautora, pero no encontraba argumentos, sólo intuiciones. Hoy sigo sin tener argumentos, sólo estoy cargada de experiencias y sentimientos pasados y presentes que no tenía entonces; no sé cómo se siente un hombre que ha perdido a alguien especial y nunca podré saberlo ni compararlo con el corazón de una mujer, pero, como hace dieciseis años, sigo intuyendo en mis entrañas que Eleanor sabía muy bien lo que decía. Hoy, además, descubro nuevos matices en aquella canción, nuevos versos que me sobrecogen y en los que no reparé entonces.

He escogido este vídeo de youtube y no otros "más serios", no por los subtítulos (como habrá pensado el malvado David), sino porque yo ví ese programa la noche en que lo emitieron y lo he recordado con nitidez todos estos años: los subtítulos cuasierróneos, la chaqueta vaquera gigantesca de ella y el flequillo en los ojos, sus pendientes... Ha resultado muy extraño encontrármelo tal cual aquí, hoy, ahora. [Por cierto, David, como no me vuelvas a mandar un mail para dummies indicándome pasito a pasito lo de colgar vídeos voy a seguir dándote trabajo :-(; a ver si éste es el último que tienes que retocarme. ]




Patricia.


My heart is low, My heart is so low

As only a woman's heart can be
As only a woman, as only a woman's
As only a woman's heart can know

The tears that drip from my bewildered eyes
Taste of bittersweet romance
You're still in my hopes
You're still on my mind oh
And even though I manage on my own


My heart is low, My heart is so low
As only a woman's heart can be
As only a woman, only a woman's
As only a woman's heart can know


When restless eyes reveal my troubled soul
And memories flood my weary heart
I mourn for my dreams
I mourn for my wasted love
And while I know that I'll survive alone


My heart is low, My heart is so low
As only a woman's heart can be
As only a woman, only a woman's
As only a woman's heart can know



(Letra: Eleanor McEvoy. Subrayado: mío)

miércoles, 21 de octubre de 2009

Buddy Holly- Oh, boy!






(Tranqui Patri, que la traducción es fácil :P)


All my love, all of my kissin',
you don't know what you've been a-missin',
oh boy (oh boy)
when you're with me,
oh boy (oh boy)
the world can see that you were meant for me.


All my life, i've been a-waitin'
tonight there'll be no hesitatin'
oh boy (oh boy)
when you're with me,
oh boy (oh boy)
the world can see that you were meant for me.


Stars appear, and the shadows are fallin',
you can hear my heart a-callin',
a little bit of lovin' makes everything a-right,
and now i'm gonna see my baby tonight.


All my love, all of my kissin',
you don't know what you've been a-missin',
oh boy (oh boy)
when you're with me,
oh boy (oh boy)
the world can see that you were meant for me.




All my love, all of my kissin',
you don't know what you've been a-missin',
oh boy (oh boy)
when you're with me,
oh boy (oh boy)
the world can see that you were meant for me.


All my life, i've been a-waitin'
tonight there'll be no hesitatin'
oh boy (oh boy)
when you're with me,
oh boy (oh boy)
the world can see that you were meant for me.


Stars appear, and the shadows are fallin',
you can hear my heart a-callin',
a little bit of lovin' makes everything a-right,
and now i'm gonna see my baby tonight.


All my love, all of my kissin',
you don't know what you've been a-missin',
oh boy (oh boy)
when you're with me,
oh boy (oh boy)
the world can see that you were meant for me.







Yeahhhh, he rules!!


David

martes, 20 de octubre de 2009

Minireflexión repentina

(A veces tengo ganas de ser mayor, anciano y experimentado, para ser realmente consciente de todo. Liberarme de la subjetividad por la lejanía eterna del pasado, y comprender la totalidad de lo que fui, de lo que soy.)

(Pero en la mayoría, prefiero descubrir por mí mismo qué pasos soy capaz de dar, y a dónde podrán llevarme.)

David

Gente que despide, que recibe a gente.

Iba a hablar de un tema que llevaba tiempo queriendo tratar, pero me ha venido a la memoria una bellísima canción de Presuntos Implicados, con la delicada voz de Sole Giménez.




Y la letra es bastante apropiada para mí...


Pero sobre lo que yo quería explayarme era precisamente de eso, de la gente que va y que viene por mi vida. Varias personas de las seis millones y pico que habitan este planeta, han sido en diferentes ocasiones el centro de mi atención y de mis pensamientos. Muchas pasan fugaces, y apenas requieren breves instantes, pero otras se quedan para siempre ahí, pasando a formar parte de mi mundo conocido. Algunas me aportan mucho, otras me dan alegría, otras tristeza y dolor, muchas me dan diversión, y otras no me ofrecen nada, pero simplemente ahí están. Se ha dado la casualidad inmensa de que nos hayamos reunido en un determinado entorno en este ancho y largo planeta, por lo que ya por eso merecen pertenecer a mi memoria.

Hoy he chateado con cierto chico del que hacía años (y es cierto, años enteros) que no sabía nada. El que una vez lo significase todo para mí, ahora no sabía dónde vivía. Le guardé odio mucho tiempo, por una historia interminable imposible de contar. No se puede plasmar lo que se siente, ya que las palabras, por muchas que use, no podrán expresar con precisa exactitud todas las situaciones, las circunstancias, los sentimientos, las sensaciones, los deseos, o las lágrimas, aspectos de una realidad única que no se podrá traspasar. Pero lo que sí ha de quedar claro es que este individuo era un gran hijo de puta. Aún así, el tiempo lo acaba curando todo. En su momento parece irrealizable, por supuesto... como egocéntricas víctimas, creemos que sufrimos el peor de los tormentos, y que nuestra suerte es siempre la más injusta. Con el paso del tiempo, comprendemos que somos unos extremistas profesionales y que peores cosas quedan por venir. Así que hoy le perdoné. He conseguido que 20 meses (no exagero en nada, fueron exactamente 20 meses) se esfumaran con un simple "¡Hola!". He tardado el mismo tiempo en superarlo que en sufrirlo, pero lo he logrado. Me he reconciliado conmigo mismo, ya que con él apenas tengo nada que perdonar. Me he pedido perdón a mí mismo por todo lo que, producto de su efecto, he sentido hacia mi persona.  Me he maltratado, destrozado a mí mismo, infravalorado, menospreciado. Más que con él, me he perdonado a mí. He logrado obviar una etapa de mi vida que me había hecho ser de cierta manera, como sabéis, tan autodestructivo, atañéndome siempre con los peores adjetivos y haciéndome responsable de las más dañinas causas. Ahora todas esas razones para el exterminio propio han desaparecido. Hay otras, por supuesto, que siempre estarán ahí, pero las principales ya se fueron arrastradas por la marea. Un gran peso me he quitado de encima. Fue una breve conversación de cosas banales, pero supuso un acuerdo conmigo mismo que jamás romperé. Él está olvidado, lo que sufrí, también, las consecuencias, mitigadas... ahora sólo queda recordar por siempre lo que he aprendido de todo ello.

Pero por otro lado, aquellas personas a las que se decide quitar relevancia, son sustituidas por muchas otras que, inesperadas, aparecen ante ti cobrando un papel que no pensabas que asignarías en mucho tiempo.

He conocido a una chica magnífica, de éstas que no pasan desapercibidas, al menos para mi ojo, entrenado en buscar las excepciones encubiertas, los tesoros escondidos entre los profundos mares de multitudes. La descubrí de casualidad, por cosas del destino, pero al primer vistazo supe que era especial. Ahora somos inseparables, nos vemos en cada intercambio de clase (ella está en otro grupo). Hablamos de muchísimas cosas... le cuento bastante de mí, y poco a poco le voy dejando ver mi forma de pensar, porque sé que ella tiene muchas cosas que decir. Podría decir que es mi única amiga de verdad aquí en Sevilla, así como pienso que no tiene mejor relación con nadie que conmigo. Hemos quedado varias veces fuera de las clases, y la relación es magnífica. Me siento bastante reflejado en ella, quizás por eso va significando cada vez más para mí. Sin duda, es una de esas personas que jamás se olvidarán. Que tengan mayor o menos importancia en este o en otro momento de mi vida, pues sí, como todas las que han pasado... Las personas van y vienen, pero siempre están. Ella, como ciertas otras personas, aunque se vayan, estarán en mí, formando parte de todo lo bueno que soy. Con ellas, me siento yo de verdad: fuerte, confiado, seguro, rápido, sincero, lúcido, bueno. Todo lo contrario que en el caso anterior.


Pero sigo pensando en esos 6 mil millones. En 6 mil millones de personalidades, todas totalmente distintas. A saber cuántas me quedan por conocer en mi corta vida. Quizás me quede lo mejor, que esté por llegar. Y quizás no encuentre nada tan bueno como lo que he tenido ya.

David

domingo, 18 de octubre de 2009

El chico del tejado.

A Sami, que me regaló, sin proponérselo, esta imagen tan hermosa.

 El chico sube al tejado con los gestos suaves y marcados de alguien que ha convertido ese ascenso casi en una rutina. Le sigue de inmediato una gata que se enrosca junto a sus pies cuando éste se acomoda en el lugar de siempre. Enciende un cigarrillo y abarca sus rodillas con los brazos. Su mirada emprende viaje: del pueblo a la montaña, de la montaña al mar; se queda prendida de la línea del horizonte. Esa costura infinita entre mar y cielo. Tras ella él siente el pálpito lejano de una gente que aún no conoce, pero que siente suya; de un lugar que jamás pisó pero que le espera anhelando ser hollado por sus pies. El chico se aparta varios mechones rebeldes de la cara con gesto automático y la bruma que baila habitualmente en sus pupilas parece haberse disipado unos instantes. "No hace falta ser ingeniero para ayudar a que este mundo sea un lugar mejor", se dice, "Sólo tener fuego en el corazón y unas manos grandes", y aspira con fuerza el soplo de brisa marina que a duras penas ha conseguido subir hasta allí. "Pero mientras tanto...", apaga el cigarrillo sin consumir y se levanta con decision para iniciar el descenso. La gata no le sigue; se ha quedado dormida y, en sus sueños, tiembla.

Patricia

jueves, 15 de octubre de 2009

La banda sonora de mi vida: "Contigo"

Ya sé que esta canción es archiconocida, ya sé que no se la descubriré a nadie, pero ¿por qué no escucharla una vez (o mil) más? Para mí es muy especial porque me ha costado hacerla, sentirla mía, batacazos gordos, ríos de lágrimas, tardes de felicidad y noches de desorientación, algún viaje en solitario, varias decenas de libros, mil páginas emborronadas y un hijo. Poder escucharla y sonreír orgullosa es un gustazo que me he ganado a pulso.
Patricia.
P.D. David, quillo, que no hay manera de que yo meta el enlace de youtube en condiciones; ¿me echas una mano otra vez? Te debo una (bueno, más de una :-P)






Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.
No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Joaquín Sabina

lunes, 12 de octubre de 2009




Es ésta una etapa extraña de mi vida. He dejado muchas cosas atrás, pero otras nuevas voy a recoger. He perdido una gran parte de mí, que me definía, que formaba mi esencia, mi personalidad, mi forma de ser. Pero por otro lado, estoy encontrando otras características que pasan a formar parte de mí, que me modifican y me crean de nuevo.

He perdido a varias personas muy muy importantes para mí. Los fantasmas del pasado a veces vienen a buscarme desde cualquier lugar en el que una vez yacieron, y en otras ocasiones es mi mente débil la que los llama. Pero estoy siendo sorprendentemente fuerte, un Sansón de las emociones. Y como sabéis, la naturaleza de mi fuerza suprema reside en mi pelo. Si se me rapase al cero, volvería a caer en la desgracia. Es decir, a tener mala suerte. Mi peor enemiga (aparte de mí), ya que a ella no la puedo controlar, pues no depende de mí. Necesito que me crezca el pelo otra vez, de una forma lenta, cuidada. Recubrir todo mi cuero cabelludo, y cuidarlo al máximo. Disfrutar un pelo sano, fuerte y brillante (con Pantene).

Por ahora, puedo ver que despuntan los primeros pelos. La fortuna está a mi favor por primera vez en mi vida. Ya era hora. Sí, ya era hora, lo puedo decir con total convicción. He perdido algunas cosas muy importantes, es verdad, pero estoy ganando otras totalmente nuevas, y no menos necesarias. Tantos largos años deseando ser feliz, y ahora que, con la nueva vida que me toca empezar, se me ofrece esta oportunidad de renovación, sé que he de aprovecharla. Es momento de disfrutar cosas nuevas, experimentar, descubrir, probar. Y dejarse de tonterías, y atreverse a ser feliz.

Lamentablemente, muchas veces no nos damos cuenta de lo fácil que puede ser todo. Es simple disposición del ánimo. Que sí, que lo que pase a tu alrededor influye mucho, por supuesto. Pero si no nos impulsamos, si no sentimos deseos verdaderos de conseguirlo, nos podemos perder muchas más cosas que están ahí, a nuestro alrededor, y no vemos. Bien es sabido que aquello que más anhelas, no suele proporcionarte la felicidad que esperabas una vez que lo has conseguido. Se llega a la decepción, entonces, como había comentado antes con Patricia.

Siempre aquello que más feliz nos hace, es lo inesperado. Los que nos pilla por sorpresa.

David

jueves, 8 de octubre de 2009

Soliloquio con una cerveza de más.

Aborrezco los prejuicios, la hipocresía, los dobleces, la mirada ladina, el acomodarse y aburguesarse, la cobardía que no el miedo, los rencores sin fundamento, los recovecos oscuros del ser humano en suma.

Hace no muchos años (o tal vez muchos, según el que los cuente) soñé con un mundo sincero, con gente sincera. Pensé que no era tan malo, ni tan difícil, sólo teníamos que decir aquello que sentíamos o que pensábamos sin más, y, si todo el mundo lo hacía, terminaríamos por aceptar que cosas que nos parecen terribles, aborrecibles o despreciables, son simplemente características de nuestra humanidad. Así que, decidí ser sincera, ¡toma ya! Hace muchos, muchos años (o tal vez pocos, según el que los cuente).
Con la sinceridad unos pocos se acercaron a mí, y unos muchos se alejaron de mí. Así que calibré ¿unos pocos o unos muchos? Al principio opté, como es lógico, por unos pocos; pero resultó que estos pocos, que admiraban mi sinceridad, no creían necesariamente en la suya; de este modo, descubrí a otro grupo: el de los cínicos, ¡qué alegría, ¿no?! Total, que, al final, me hastié de los pocos y de los muchos y los mandé todos a la mierda y me dije: "¡¡Pues voy a hacer lo que me plasca!!" Y lo hice. Y fue muy duro aquello, oye (pausa para apurar mi botellín), pero al menos tuve los cojones (u ovarios) de hacerlo. Saqué mucho, pero fue agotador, y me dí unos años de tregua; pocos, eso sí, que años los tenemos contados, y no podemos ir dejándolos pasar en aburridas etapas de transición. Luego volví a la carga, aunque controlando un poco, pa no complicarme en exceso, yo y los otros. Total, que ahora estoy algo cansá, pero al menos, no me siento tan a disgusto conmigo misma como me sentí ayer (o tal vez hace un siglo, o quizás sólo un par de años), porque lo que sí aprendí fue una cosa: la gente va y viene, algunos permanecen y son un regalazo, oye, qué maravilla, cuando siguen ahí, sonriéndote o llorando contigo, pero sólo uno está veinticuatro horas al día contigo... ¡¡veinticuatro nocturnas y diurnas!! Tú mismo. Y cuando por fin te encuentras y te saludas: ¡hola qué tal borrachuza cervecera, te conozco ¿eh?, sé de lo que huyes y casi lo que deseas!, cuando miras a tu propio abismo y él va y te devuelve una sonrisa... quillo, eso no tiene nombre, eso es un gustazo que hay que currarse día a día, mes a mes, siglo a siglo.

En fin, Old Gold, bonito nombre para una cerveza sueca. La venden en Ikea. Ayuda a escribir estas cosas. No sé si releerlo, porque tal vez descubra que nada he dicho, pero, bueno, al menos quedará ese regustillo extraño de aquellos monólogos surrealistas de Robles, aquellos que leíamos enmarañándonos la cabeza, pero la sensación que nos dejaban era indiscutible. A tu salud, Robles, esté donde estés, y a la de David, por supuesto, que está hecho de madera de saúco, como Andersen, y a Sami, el de Inescrutable Mirada...

Patri.

martes, 6 de octubre de 2009

A veces nos olvidamos incluso de lo más básico.






I got life,
 I got my freedom and my heart
I got my life


David

jueves, 1 de octubre de 2009

La banda sonora de mi vida: Silvio.

 Ahora que David y yo nos quedamos a solas en la construcción de este blog, puedo permitirme colgar aquí algo que me apetecía desde hace mucho tiempo y que no mostré antes en deferencia hacia aquellos que abominan de los cantautores: la poesía de Silvio. Descubrí a Silvio tarde, a punto de cumplir los treinta, pero fue una auténtica revelación para mí, que tanto me había ido apartando de la música en los últimos años. Hoy es, sin duda, mi cantante favorito, y pude disfrutar no hace mucho de su presencia y su voz en vivo en un concierto granaino donde el público -mayoritariamente universitario- le entregó su alma y su calor, como jamás había visto antes en ningún otro concierto.
No puedo elegir canciones. Me gustan tantas... Para una generación muy marcada políticamente, Silvio fue el que cantó al compromiso, contra el imperialismo capitalista y el fascismo; para mí, que lo descubrí varias décadas después de ese momento, se convirtió en el poeta del Amor, de la Pasión, de la Vida. No obstante, me gustan algunas de sus canciones comprometidas, verso a verso, como "Playa Girón" o "El necio" o "Sueño con serpientes". De amor, tantas... "Ojalá", "Te doy una canción". Alguna, como "Rabo de nube", la he convertido en canción de cuna para mi peque. ¡Qué sé yo!
Pero entre todas opté por "De la ausencia y de ti" porque, como ya te comenté no hace mucho, David, el otoño me trajo una nubecilla de ausencia, y ésta me parece una canción no sólo a la memoria de la persona amada, sino de todo un momento, un lugar, una vida...

Eso sí, ¡qué dificil, chiquillo, esto de insertar el video! ¡Han quitado el iconillo para meter el vídeo y sólo he podido colar el enlace! Si tú te ves capaz de modificar la entrada y hacerlo bien, te lo agradecería, niño. En fin, ahí va.



¡Ah! Y la letra:

Ahora sólo me queda buscarme de amante
la respiración.
No mirar a los mapas, seguir en mí mismo,
no andar ciertas calles,
olvidar que fue mío una vez cierto libro.
O hacer la canción.
Y decirte que todo esta igual:
la ciudad, los amigos y el mar,
esperando por ti,
esperando por ti.

Sigo yendo a Teté semana por semana
¿te acuerdas de allá?
Hoy habló de fusiles despidiendo muertos.
Yo sé que ella me ama,
es por eso tal vez que te siento en su sala,
aunque ahora no estás.
Y se siente en la conversación,
o será que tengo la impresión,
de la ausencia y de ti,
de la ausencia y de ti.

No quisiera un fracaso en el sabio delito
que es recordar.
Ni en el inevitable defecto que es
la nostalgia de cosas
pequeñas y tontas como en el tumulto
pisarte los pies.
Y reír y reír y reír,
madrugadas sin ir a dormir,
sí, es distinto sin ti.
Muy distinto sin ti.

Las ideas son balas hoy día y no puedo
usar flores por ti.
Hoy quisiera ser viejo y muy sabio y poderte
decir lo que aquí no he podido decirte,
hablar como un árbol
con mi sombra hacia ti.
Como un libro salvado del mar,
como un muerto que aprende a besar,
para ti, para ti,
para ti, para ti.