lunes, 29 de junio de 2009
Más allá de Orión...
El momento más feliz.
Pero es que me da la gana ponerla, qué queréis que os diga...
viernes, 26 de junio de 2009
Pero sí tengo algo que decirle a Robles... con todo el cariño del mundo, respecto a lo que hablábamos esta mañana.
domingo, 21 de junio de 2009
¿Qué le produciría esto?
Angeles/demonios o personas aladas quizás, por no decir gigantes o simples humanos sin poderes aparentes romdaban el horizonte, no había salida, tampoco es que hubiese entrado por algún lugar concreto, llego de repente sumido en ese doloroso sentimiento tras segundos de insoportable agonía, producida por palabras que se clavaban como puñales furiosos y furtibos, cargados de ira y sumisa prepotencia. No quería creer, no le parecía lógico, nada concordaba con sus pensamientos anteriores, quizá en alguna prejuiciosa parte de su ser esto podía haber sido posible, aunque por su bien esta parte hacía mucho que se hallaba muerta. ¿Cómo iva a arreglar este entuerto? No tenia solución posible, su vida se agotaba después de esto, se alejaba a pasos desiguales.
Tras este corto espacio de tiempo, o no se si fueron horas, se derrumbo, cayó al suelo de rodillas y no puedo evitar que algo de líquido salobre también cayese; se encontraba en plena calle con el asfalto como unica protección para no caer más profundo. De repente noto la presencia de un pequeño charco de desprecio y desilusión delante de él, no era demasiado limpio, lo suficiente para poder ver su cara reflejada en el horrible mundo de la realidad. Para mi asombro, esto no produjo una desastrosa reacción sino que al contrario fue una lección, algo que no olvidaría nunca, ese charco le dejaría marcado, contemplo en él su cara la cara de una persona terminada, la cara de alguién con aún menos que perder, una cara viva. Podía tratarse de la broma de un mal traductor, o simplemente un mero engaño más, pero su interior no lo sentía igual, todo su sufrimiento tenía sentido y fué causado por sentido, esto le llevaba al sin sentido del vivir al sufrimiento; como un paso adelante, como signo de existir intensamente, como un arriesgar en la última carta sabiendo que si bien puedes perder o ganar jugaras (mejor) más tiempo.
Si bien esto puede parecer de valientes o personas sin miedo, no es cierto, sin duda yo los llamaría "vividores" personas que anteponen el vivir a todo; y sí son mortales (que no moriran nunca). En cuanto a la balanza de bienes y perdidas; las empresas se los rifarían como los mayores consejeros, pueden perder y pierden pero esto es lo que les hace ganar muchisimo más que cualquiera, porque como decía, y no me canso de citar, Thomas A. Edison tras sus más de mil intentos fallidos antes de inventar la bombilla: "no son fracasos, he conseguido saber 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla".
PD: Especial dedicación para Patricia, la mujer del sin sentido. Me levante inspirado. Gracias
martes, 16 de junio de 2009
Otro de mis ensayos para mi mismo (cuidado es tóxico).
No me gusta nada, siempre pensé que comenzar negando no era la manera, pero no hay otra forma, no me gusta nada esto. La conciencia vuelve a la carga o más bien se esconde tras la trinchera, no sé que quiero acerca de mí; no de plan de futuro o cosas por el estilo quizá en este momento es donde más claro lo tengo, pero la ausencia del saber me descompone, me bloquea, me inquieta y no me gusta nada. Dónde está la claridad, la luz, la guía. – ¿Qué no la hay? No, no puede ser, quizá puede ser; aunque esto ya sería un camino, el camino sin rumbo (buen camino es para los que lo tienen por seguro) que en mi caso no lo veo como correcto o al menos no como último posible; creó que sería demasiado pronto rendirse ahí, no buscar algo más. Me parece demasiado fácil solo saber que no sé nada, aunque claro está, esto ya es un paso. Puede que todo esto no sea más que otro síntoma de la estúpida juventud humana o una simple rabieta de niño de primaria, quizá hasta me atrevería a decir una depresión pre-post-selectividad; sea lo que sea no me encuentro anímicamente bien y como a todo mortal no me gusta, porque no decirlo me asusta caer en el limbo de la intemporalidad (tan buscado pero efímero y sin sentido), navegar en un barco a la deriva, ser una carta sin remitente perdida en su viaje hacia tierras lejanas ;-), encontrarme de “expedición” por la parte trasera de cualquier resort, o convertirme en el atlante más apresurado que al llegar a la playa se cree en casa. No, no y no, una y mil veces si hace falta, no estoy y no me encuentro, lo de acabar negando también lo pensé y… ¿Qué le voy a hacer?.
No estoy, y no me encuentro,
que mala historia, alberga este cuento;
gnomos y hadas mezclan ungüento
siendo (yo) el títere, de este invento.
sábado, 13 de junio de 2009
Cómo ser un buen mentiroso en seis fáciles lecciones.
viernes, 12 de junio de 2009
Bienvenidos al Carnaval de Venecia
El sábado por la noche, los fundadores de este blog, Robles y yo, así como los colaboradores Patricia y Sami, tuvimos presencia en una especial ceremonia. Ni más ni menos que a una fiesta de graduación, en la que se celebraba el fin de una larga y feliz temporada juntos, como recompensa de todo el esfuerzo, y simbólica señal de que lo que una vez unió una lista de clase, nada lo podrá separar jamás. (Nótense las ironías).
Todo iba bien. Sentado con dos personas bastante interesantes, Omar y Lola, sabía que no estaba tan mal como habría pensado. Tengo la (mala) costumbre, desde que era un pequeñajo, de fastidiar siempre aquellos eventos. Me montaba mi película, siempre, en cualquier boda, incluso en la comunión de mi hermana. Me imaginaba a mí en otro sitio, con otra gente y haciendo otra cosa, por ello, la circunstancia verdadera se me antojaba falsa, una burda ficción, como me sigue ocurriendo ahora. Mi disfraz a prueba de bombas, buscado entre los más recónditos lugares pensando en ese fin, estaba triunfando, había conseguido ocupar totalmente cada milímetro de mi piel, sin dejar escapar ningún pequeño haz de ese David que por unas horas debía ocultarse.
Pero algo ocurrió. No sé bien qué fue. Unas palabras sin mala intención, perdí el equilibrio, y tropecé. Caí tan largo como soy sobre mí mismo. En el suelo, tuve miedo. Y al levantarme, me dí cuenta de que ese pánico tenía fundamento... mi perfecto antifaz veneciano se hizo añicos, mi capa dorada quedó desgarrada, y todo el maquillaje de alta calidad que había tapado mis poros se desvaneció en el aire. Quedé huérfano de disfraz, desnudo de artificio, y empezó a traslucir lo que se había tenido que esconder a la fuerza. Desapareció la magia, y cual Cenicienta que llega tarde, terminé reducido a lo que era antes.