[...
Duda.
Angustia
Vacío.
Indecisión.
Desconfianza.
,
Sospecha.
Ignorancia.
Enajenación.
Nulidad
Temor.
E-x-a-s-p-e-r-a-c-i-ó-n.
!
...]
He vuelto a sentir todo ello que ya me esforcé por exteriorizar, multiplicado por mil, en estos últimos días. Y el mensaje oculto sigue ahí, pero nadie ha sabido verlo.
Y el ruido no cesa. Siempre, siempre hay ruido. Intento concentrarme en mis pensamientos, pero ese sonido molesto me lo impide. Como escuchar un suspiro en una bulliciosa multitud. Como agarrar una diminuta esfera de mercurio en un suelo infinitamente liso. Como estar frente a una valla y saltar tan alto, tan alto, para poder ver el misterioso otro lado, que caes mal y te rompes las piernas. Querer salirse el alma del cuerpo para llegar a donde éste no ha llegado. Y estar cansado de intentarlo.
Necesito por un momento ser una ameba más de este enorme caldo primigenio. Y olvidarme de mí. ¿Es mucho pedir?
(Gracias, Lírika, por brindarme momentos como los de la fotografía)
Cuando he leído estas palabras tuyas, David, me vino a la cabeza Pessoa y su Libro del desasosiego; donde se recogen cientos de páginas repletas de reflexiones sobre la "saudade", que es la palabra portuguesa para esas desasosegantes sensaciones que tanto tú como Robles habéis expresado aquí más de una vez. Podría citarte innumerables líneas, pero creo que será mejor que algún día simplemente lo leas. Te pondré al menos una, aforística, para que veas que ese sentir es inevitable a todo ser humano...inteligente :-)
ResponderEliminar"La vida nos persigue como nuestra propia sombra. Y sólo deja de haber sombra cuando todo es sombra." (Fernando Pessoa, Libro del desasosiego).