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lunes, 12 de octubre de 2009




Es ésta una etapa extraña de mi vida. He dejado muchas cosas atrás, pero otras nuevas voy a recoger. He perdido una gran parte de mí, que me definía, que formaba mi esencia, mi personalidad, mi forma de ser. Pero por otro lado, estoy encontrando otras características que pasan a formar parte de mí, que me modifican y me crean de nuevo.

He perdido a varias personas muy muy importantes para mí. Los fantasmas del pasado a veces vienen a buscarme desde cualquier lugar en el que una vez yacieron, y en otras ocasiones es mi mente débil la que los llama. Pero estoy siendo sorprendentemente fuerte, un Sansón de las emociones. Y como sabéis, la naturaleza de mi fuerza suprema reside en mi pelo. Si se me rapase al cero, volvería a caer en la desgracia. Es decir, a tener mala suerte. Mi peor enemiga (aparte de mí), ya que a ella no la puedo controlar, pues no depende de mí. Necesito que me crezca el pelo otra vez, de una forma lenta, cuidada. Recubrir todo mi cuero cabelludo, y cuidarlo al máximo. Disfrutar un pelo sano, fuerte y brillante (con Pantene).

Por ahora, puedo ver que despuntan los primeros pelos. La fortuna está a mi favor por primera vez en mi vida. Ya era hora. Sí, ya era hora, lo puedo decir con total convicción. He perdido algunas cosas muy importantes, es verdad, pero estoy ganando otras totalmente nuevas, y no menos necesarias. Tantos largos años deseando ser feliz, y ahora que, con la nueva vida que me toca empezar, se me ofrece esta oportunidad de renovación, sé que he de aprovecharla. Es momento de disfrutar cosas nuevas, experimentar, descubrir, probar. Y dejarse de tonterías, y atreverse a ser feliz.

Lamentablemente, muchas veces no nos damos cuenta de lo fácil que puede ser todo. Es simple disposición del ánimo. Que sí, que lo que pase a tu alrededor influye mucho, por supuesto. Pero si no nos impulsamos, si no sentimos deseos verdaderos de conseguirlo, nos podemos perder muchas más cosas que están ahí, a nuestro alrededor, y no vemos. Bien es sabido que aquello que más anhelas, no suele proporcionarte la felicidad que esperabas una vez que lo has conseguido. Se llega a la decepción, entonces, como había comentado antes con Patricia.

Siempre aquello que más feliz nos hace, es lo inesperado. Los que nos pilla por sorpresa.

David

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